El Laboratorio Mediterráneo de Coproducción 

de Innovación Social

[MedTOWN] Monedas locales para la recuperación económica y social

Si algo nos ha enseñado la crisis de 2008 es que tales crisis deterioran rápidamente los valores y fundamentos del Estado de Bienestar y nos alejan como sociedad de los principios democráticos y de justicia social. El impacto de la crisis de la COVID-19 será tan profundo en las economías reales de la Unión Europea que es fundamental que las inversiones del gasto público relacionadas con los planes de reactivación social y económica tengan el mayor impacto posible; y que este impacto llegue a quienes más lo necesitan: pymes, cooperativas y autónomos, en lugar de quedarse en las grandes empresas y actores financieros, como ha sucedido con las políticas de flexibilidad cuantitativa empleadas en crisis anteriores.

En otras palabras, tenemos una nueva oportunidad de construir una sociedad diferente sin dejar a nadie atrás y donde las medidas de recuperación reconstruyan un ecosistema de riqueza y empleo más redistributivo, sostenible y justo, y que además ayude a construir territorios más democráticos y libres.

Desde el 2013, ACPP-Asamblea de Cooperación para la Paz, Beneficiario Principal del proyecto MedTOWN, ha estado experimentando con el uso de monedas complementarias para mejorar las políticas sociales, basado en la convicción de que estas monedas son herramientas excepcionales para combatir la pobreza, la desigualdad, la exclusión social y la insostenibilidad ambiental.

Desde esta perspectiva, hemos impulsado proyectos piloto que han dado forma a monedas municipales en papel o en formato electrónico, que han demostrado su utilidad para construir resiliencia local y promover la transición desde el ámbito local hacia sociedades más justas, resilientes y sostenibles. En una primera etapa, la experimentación se ha limitado a dos municipios: San Juan de Aznalfarache y su moneda Osetana, en Andalucía, y Santa Coloma de Gramenet y su Grama, en Cataluña.

Muy pocos otros municipios han seguido hasta ahora este camino de experimentación. El más significativo hasta la fecha es el Ayuntamiento de Barcelona, que ha impulsado el REC. En los próximos días Sevilla comenzará a implantar un sistema similar en el marco del proyecto MedTOWN.


¿Qué hemos aprendido hasta ahora?

  1. Eso las monedas locales sirven como incentivo para el consumo y la producción locales y que la retención, fidelización y eventual aumento de clientes locales por parte del comercio de proximidad puede contribuir al aumento de la demanda interna y a la generación y redistribución de riqueza. Así, en Santa Coloma de Gramenet, donde apoyamos al Ayuntamiento en alianza con Aprender haciendo y Hacer clic, la moneda local permite que 95% del dinero de los subsidios otorgados por el ayuntamiento permanezcan en la ciudad, activando el comercio local.
  2. Que el pago total o parcial de las transferencias directas a través de instrumentos de pago locales como los que hemos promovido puede convertir un programa de ayuda en un programa de reactivación económica. Las monedas locales y ciudadanas amplifican el impacto económico de un subsidio otorgado a los ciudadanos, potenciando su uso en la economía local y fomentando la recirculación en la propia economía local, lo que aumenta el efecto multiplicador del gasto público.Por ejemplo, en San Juan de Aznalfarache, el municipio y la ACPP han podido continuar apoyando a las familias vulnerables del municipio y contribuir a la recuperación de los pequeños negocios, aún en tiempos de confinamiento por el COVID-19, con una inyección prevista de aproximadamente 100 mil euros a la economía real del municipio durante el presente año.
  3. Eso las monedas locales fomentan la recirculación del dinero. Cuando un euro de gasto público llega a la economía, ese euro produce una serie de transacciones en el ámbito territorial delimitado: el multiplicador económico nos dice cuántas transacciones. Por ejemplo, un multiplicador económico de 1,9 implica que, además de la operación de la entidad pública que realiza ese pago, se ha producido un gasto adicional en el ámbito territorial delimitado de 0,9 euros, de media. Las transacciones que produce esta unidad monetaria posteriormente se registran en otros territorios y no contribuyen a la prosperidad local. Los estudios han encontrado que la clave de la pobreza está mucho más relacionada con la salida sistemática de dinero de la comunidad que con la falta de dinero. Un multiplicador económico bajo es el indicador que nos puede ayudar a detectar este patrón de funcionamiento del sistema económico y una moneda local nos puede ayudar a corregirlo.

    El multiplicador de circulación de Grama en 2018 (último dato publicado) fue de 3,69. Gracias a este sistema, y utilizando su dispositivo móvil, ha sido posible seguir apoyando el comercio local incluso en tiempos de confinamiento por el COVID-19.

  4. Por último, pero no menos importante, que las monedas locales premian el comportamiento ciudadano sostenible, efectivamente contribuyendo a acortar las cadenas de suministro, fomentando la economía cooperativa, social y solidaria, la economía circular y la economía del kilómetro cero.La nueva regulación financiera de la Eurozona ha creado en los últimos años figuras jurídicas como dinero electrónico o proveedores de servicios de pago que nos permiten, por primera vez, un uso inteligente y programable de la moneda de curso legal.

Hace solo 10 años, nos enfrentábamos al desafío de sacar a la eurozona de la mayor crisis económica en la historia de la UE. Las medidas implementadas a través de las políticas de flexibilización cuantitativa, que tardaron demasiado en surtir efecto, han aumentado considerablemente las desigualdades sociales y han empobrecido a los estados, que ahora están muy endeudados, en las peores circunstancias posibles para afrontar los retos de una nueva crisis económica. Una crisis que, además, puede ser potencialmente mucho más grave.

Es hora de implementar diferentes instrumentos para lograr diferentes resultados. Las nuevas monedas sociales combinan legalidad con flexibilidad, tecnología y conexión con los diferentes actores de la sociedad, mostrándose como la herramienta necesaria para la aplicación de políticas públicas con un impacto real, rápido, ágil y directo.

 

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